Crisis de fe
El papa Benedicto XVI ha aludido en numerosas ocasiones a la crisis de fe
que vive la Iglesia. Tiene muy claro que el centro de nuestros problemas es
éste, por ello el papa ha convocado un "Año de la Fe". Una vez más ha
tratado el tema, en este caso ante los miembros de la Congregación para la
Doctrina de la Fe. Lo narra así la agencia Zenit:
“Benedicto XVI recibió este viernes por la mañana en audiencia, en la
Sala Clementina del Palacio Apostólico Vaticano, a los participantes en la
sesión plenaria de la Congregación para la Doctrina de la Fe. En su discurso,
ha afrontado algunas cuestiones relativas al diálogo ecuménico y los métodos
empleados.
Benedicto XVI, en su discurso a los participantes, dió las gracias al
cardenal William Levada, presidente de la Congregación para la Doctrina de la
Fe, por sus palabras de saludo y subrayó los importantes empeños de este
dicasterio en los últimos años.
Le ha agradecido también su colaboración en la preparación del Año de la
Fe, como “momento propicio para volver a proponer a todos el don de la fe en
Cristo resucitado, la luminosa enseñanza del Concilio Vaticano II y la valiosa
síntesis doctrinal ofrecida por el Catecismo de la Iglesia Católica”.
El papa ha subrayado que “en amplias zonas de la tierra la fe corre el
peligro de apagarse como una llama que ya no encuentra alimento. Estamos ante
una profunda crisis de fe, una pérdida del sentido religioso que es el mayor
desafío para la Iglesia de hoy”.
Por ello, añadió, “la renovación de la fe debe ser la prioridad en el
empeño de la Iglesia entera en nuestros días”.
Expresó el deseo de que el Año de la Fe “pueda contribuir, con la
colaboración cordial de todos los integrantes del Pueblo de Dios, a hacer a
Dios nuevamente presente en este mundo y a abrir a los hombres el acceso a la
fe, al confiarse a aquél Dios que nos ha amado hasta el final, en Jesucristo crucificado
y resucitado”.
Benedicto XVI subrayó también que “el tema de la unidad de los cristianos
está estrechamente ligado con esta tarea” y se ha detenido en algunos aspectos
doctrinales sobre el camino ecuménico de la Iglesia, que ha sido objeto de
estudio en esta sesión plenaria.
Ha recordado que, en la lógica del Concilio Vaticano II, “la búsqueda
sincera de la plena unidad de todos los cristianos es un dinamismo animado de
la Palabra de Dios, de la Verdad divina que nos habla en esta Palabra”.
El problema crucial, según el papa, es “la cuestión de la estructura de
la revelación, la relación entre la Sagrada Escritura, la Tradición viva en la
Santa Iglesia y el Ministerio de los sucesores de los Apóstoles como testigos
de la verdadera fe”.
Y, aquí, señaló el pontífice, es importante el discernimiento entre la
Tradición con mayúscula y las tradiciones. Sin entrar en detalles, hizo una
observación: “Un importante paso en tal discernimiento se ha dado en la
preparación y en la aplicación de las medidas para los grupos de fieles provenientes
del Anglicanismo, que desean entrar en la plena comunión de la Iglesia, en la
unidad de la común y esencial Tradición divina, conservando las propias
tradiciones espirituales, litúrgicas y pastorales que son conformes con la fe
católica”.
Benedicto XVI apuntó en su discurso otras cuestiones como los métodos
adoptados en los diversos diálogos ecuménicos que “deben reflejar la prioridad
de la fe”, y la problemática moral “que es un nuevo desafío para el camino
ecuménico”. En este sentido, recordó que, en los diálogos, no se pueden ignorar
“las grandes cuestiones morales sobre la vida humana, la familia, la
sexualidad, la bioética, la libertad, la justicia y la paz”.
Y finalizó su discurso deseando una estrecha y fraterna colaboración
entre esta Congregación y el Consejo Pontificio para la Promoción de la Unidad
de los Cristianos “a fin de promover eficazmente el restablecimiento de la
plena unidad entre todos los cristianos”” (http://www.zenit.org/article-41376?l=spanish).