Santos Cirilo y Metodio, patronos de Europa
Hoy celebramos a los santos Cirilo y
Metodio.
Estos son los datos que
los aporta el Martirologio Romano sobre ellos: “Cirilo nació en Tesalónica y
obtuvo en Constantinopla una excelente formación. Junto con su hermano Metodio,
se trasladó a Moravia para predicar la fe cristiana. Ambos hermanos prepararon
los textos litúrgicos en lengua eslava, escrito con los caracteres que luego se
llamaron "cirílicos". Llamados a Roma, murió allí Cirilo el día 14 de
febrero del año 869; Metodio fue ordenado obispo y marchó a Panonia, a la cual
evangelizó incansablemente. Tuvo que sufrir mucho a causa de los envidiosos,
pero los papas lo apoyaron. Murió el día 6 de abril de 885 en la ciudad de
Velahrad (Checoslovaquia)”.
Son patronos de Europa
junto con Santa Brígida, Santa Catalina de Siena y San Benito. Juan Pablo II
escribió sobre ellos la carta “Slavorun apostoli” (Apostoles de los eslavos), http://www.conferenciaepiscopal.es/documentos/magisterio%20Juan%20Pablo%20II/enciclicas/slavorum.htm.
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Ofrecemos aquí el texto
del Oficio de lectura de su fiesta:
“Constantino Cirilo,
sobrecargado de trabajo, cayó enfermo y, cuando hacía ya muchos días que
soportaba su enfermedad, tuvo en cierta ocasión una visión divina y se puso a
cantar estas palabras:
«Qué alegría para mi
espíritu y que gozo para mi corazón cuando me dijeron: " Entraremos en la
casa del Señor."»
Después, permaneció así
todo el día, lleno de alegría y diciendo:
«Desde ahora soy
siervo, no ya del emperador ni de otro hombre alguno, sino tan sólo del Dios
todopoderoso. Antes no existía, pero ahora existo y existiré para siempre.
Amén.»
Al día siguiente vistió
el santo hábito monástico y, como quien añade más luz a la luz, tomó el nombre
de Cirilo. Con este hábito permaneció durante cincuenta días. Al acercarse ya
la hora de recibir el descanso y de trasladarse a las moradas eternas, elevando
sus manos hacia Dios, rogaba con lágrimas en sus ojos, pronunciando estas
palabras:
«Señor, Dios mío, tú
que creaste las diversas categorías de ángeles y todas las fuerzas incorpóreas,
que extendiste el cielo, diste solidez a la tierra y sacaste de la nada todo lo
que existe, tú que escuchas siempre a los que cumplen tu voluntad, te respetan
y observan tus preceptos, escucha mi oración y guarda a la grey de tus fieles,
al frente de la cual me pusiste a mí, tu siervo inepto e indigno.
Líbralos de la malicia
de los impíos y paganos que blasfeman de ti, haz crecer en número a tu Iglesia
y mantenla siempre en la unidad. Haz que tu pueblo se distinga por su concordia
en la fe verdadera y por la recta profesión de la misma, e inspira en sus
corazones la palabra de tu doctrina: porque es don tuyo el que nos hayas aceptado
como predicadores del Evangelio de tu Ungido, incitándonos a que practicáramos
las buenas obras que te son agradables. Te devuelvo los que me confiaste,
porque son tuyos; gobiérnalos con tu diestra poderosa y cúbrelos con la sombra
de tus alas, para que todos alaben y glorifiquen tu nombre, el del Padre y del
Hijo y del Espíritu Santo. Amén.»
Besó a todos con el
ósculo santo y dijo:
«Bendito el Señor, que
no nos entregó como presa a los dientes de nuestros adversarios invisibles,
sino que rompió su red y nos libró del mal que tramaban contra nosotros.»
Y así se durmió en el
Señor, a la edad de cuarenta y dos años. El papa mandó que todos los griegos
que se encontraban en Roma, así como los romanos, se reuniesen, con cirios en
las manos, para cantar en sus exequias, que quiso que se celebraran como si se
tratase del mismo papa; y así se hizo”. De la Vida eslava de Constantino (Cap.
18: Denkschriften der kaiserlichen Akademie der Wissenschaften 19, Viena 1870,
p. 246)
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