SAN JUAN DE ÁVILA, DOCTOR DE LA IGLESIA UNIVERSAL
Juan de Ávila (Almodóvar
de Campo, Ciudad Real, 1500 - Montilla, Córdoba, 1569) es una de las figuras
señeras de la Iglesia se siglo XVI español. Su memoria se celebra el 10 de mayo.
Se formó en Salamanca y Alcalá. Fue
un santo maestro y amigo de otros santos (Juan de Dios, Ignacio de Loyola,
Teresa de Jesús, Juan de Ribera y Francisco de Borja). Como incansable
predicador, confesor y director espiritual puso el sur de España en estado de
misión. Es muy apreciado su comentario al salmo XLIV, Audi filia, y su Tratado del
amor de Dios.
Fue beatificado en 1894
y declarado patrón del clero secular español en 1946. Lo canonizó Pablo VI en
1970 y está previsto que Benedicto XVI lo declare Doctor la Iglesia.
A continuación
reproducimos la carta pastoral del obispo de Córdoba sobre su doctorando.
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“En nuestro lenguaje coloquial, doctor significa médico,
aunque éste no haya alcanzado el doctorado. Sin embargo, puede alcanzarse el
doctorado en cualquier campo del saber humano: doctor en filosofía, doctor en
medicina, doctor en ciencias, etc. En este lenguaje culto, doctor significa el
grado máximo de titulación en una materia. Doctor en este contexto significa
especialista, experto en su tema.
Cuando la Iglesia declara doctor a
un santo está significando otra cosa. Nos está proponiendo a una persona que ha
destacado por su santidad, que ha sabido explicar y proponer el misterio
cristiano con sabiduría y que ha influido con su doctrina en la Iglesia
universal. Santidad de vida, doctrina eminente e influjo universal son las tres
condiciones para ser declarado doctor de la Iglesia. En la Iglesia hay, hasta
el momento, 33 doctores. Es decir, el Sumo Pontífice ha declarado a lo largo de
la historia a 33 santos como maestros de la vida cristiana para todos los
fieles de todos los tiempos. Entre ellos, tres mujeres: Santa Teresa de Jesús,
Santa Catalina de Siena y Santa Teresita del Niño Jesús.
El papa Benedicto XVI ha anunciado
que próximamente proclamará doctor de la Iglesia a nuestro san Juan de Ávila,
que nació en Almodóvar del Campo (Ciudad Real) en 1500 y murió en Montilla en
1569. Después de estudiar en Salamanca y Alcalá, quiso partir para México como
misionero, pero fue retenido por el Arzobispo de Sevilla cuando iba a embarcar
allí, y se quedó por estas tierras ejerciendo su ministerio sacerdotal. Fue presbítero
de la diócesis de Córdoba durante más de treinta y cinco años. Desde aquí viajó
a lugares cercanos: Granada, Zafra, Baeza, etc. Predicaciones, catequesis,
confesiones, dirección espiritual, muchos escritos y cartas, etc. Y mucha
oración y mortificación.
Se asentó en Montilla durante los
últimos diecisiete años de su vida, desde donde escribió sus principales
escritos y cartas, recibió visitas de muchos santos que buscaban su consejo, y
allí murió el 10 de mayo de 1569. Por eso, Montilla se ha convertido en
epicentro de la geografía y la historia de san Juan de Ávila. A Montilla
peregrinan ahora parroquias, sacerdotes, seminarios enteros, obispos y
personalidades, para venerar su sepulcro y acogerse a la intercesión del Santo
Maestro de Santos.
El santuario San Juan de Ávila,
donde se guarda su sepulcro, iglesia de los padres jesuitas, cedida ahora al
obispado de Córdoba, será muy pronto basílica pontificia. Es la casa donde
vivió el Maestro, con su patio y su pozo bajo la parra grande, que cobijaba a
los discípulos para tertuliar con el Maestro; la capilla de la que un día salió
tanto fuego, que alarmó a los vecinos pensando que era un incendio, y sin
embargo, era fuego de amor a Cristo sacramentado por parte de san Juan de
Ávila; la estancia de su escritorio y la habitación desde donde partió de este
mundo al Padre. Toda esa casa, antigua trasera de la casa señorial de los
Marqueses de Priego, es un relicario precioso, en la que se percibe como
presente el espíritu de Juan de Ávila. Hasta allí han acudido San Francisco de
Borja, san Juan de Dios y tantos otros discípulos. El monasterio de Santa
Clara, donde fue capellán y confesor.
A la proclamación de su doctorado
en Roma estamos llamados todos. La Conferencia Episcopal Española nos ha
exhortado a unirnos a estos actos cuando el papa determine y anuncie las fechas
exactas. Nosotros, a prepararnos lo mejor posible a este magno acontecimiento.
Para eso, conocer su vida, leer su doctrina, imitar su ejemplo, acudir a su
intercesión, difundir su devoción. El próximo 10 de mayo es su fiesta, y la
celebraremos con toda solemnidad en Montilla, con todos los sacerdotes del
presbiterio, felicitando especialmente a los sacerdotes que cumplen bodas de
oro y de plata de su sacerdocio.
San Juan de Ávila nos anima hoy
especialmente a afrontar la nueva evangelización, para que el Evangelio de
Jesucristo llegue a todos los hombres. Nos anima con su celo apostólico a
superar barreras, a buscar nuevos métodos, a renovar el ardor misionero con que
él predicó por estas tierras, que le han merecido el título de Apóstol de
Andalucía. Acerquémonos a este gran santo, que tanto ha influido en los santos
de su época y de siglos posteriores, para que descubramos en él la belleza de
la vida cristiana” (+ Demetrio Fernández, obispo de Córdoba).
(página web del
Santuario de San Juan de Ávila en Montilla, Córdoba).