Antonio Herrera Rodríguez (Padre de don Antonio, párroco de
San Juan Bautista de Arganda del Rey) falleció el pasado 16 de enero.
Se celebrará misa por su eterna felicidad el martes 10 de
febrero a las 19,30 h. en la iglesia san Juan Bautista de Arganda del Rey, así
como en la parroquia de San Marcos de Alcalá, el jueves 12 de febrero a las 19
h.
Profundo agradecimiento a Dios por la vida de Antonio.
Nació hace 89 años nació en la Luisiana (Sevilla), muy cerca
de Ecija, donde vivió la mayor parte de su vida, razón por cual el decía que
era de Écija.
Tuvo su primer trabajo como pastor a los nueve años.
Siendo joven trabajo en varias fábricas de ladrillos, donde
empezó a tomar contacto con el mundo de la construcción, llegando a ser su
profesión la de albañil, alcanzado la categoría de oficial de primera (y
algunos dicen que de los buenos), aunque era hábil en muchas tareas manuales.
Siendo joven era muy aficionado a la natación y a los baños.
Son varias las personas que salvo de ahogarse en las aguas revueltas del Genil,
entre ellas a su propio hermano Cristóbal al que todavía le podéis preguntar.
También en el servicio militar mereció ser condecorado por este mismo motivo.
Por el año 1956
conoció a María del Valle, con la que contrajo matrimonio y tuvo tres hijos: Antonio, María del Valle y
Josefa.
Duros años de crisis
obligó la familia a trasladarse a la
ciudad de Alcalá, en el año 1962 viviendo casi siempre en la zona que ahora
conocemos como Barrio Venecia: las calles río
Ebro, Pescadería, Los Batanes (en la Rinconada) y más tarde y por largos
años en Río Júcar fueron algunos de sus domicilios.
Su esposa María del Valle murió en el 2001.
Esta fue la ocasión para acompañar con más frecuencia a
Antonio en la parroquia de Paracuellos, realizado numerosas tareas de bricolaje
en la iglesia.
En 2002 puedo abrazar a la primera de sus dos nietas.
Varios achaques y el paso de los años hicieron necesario su
ingreso en la Residencia de la tercera edad “la Alameda” de
Torres de la Alameda en el año 2011.
A pesar de todos los cuidados médicos (verdaderamente
excepcionales) y las atenciones del personal de la Residencia poco a poco fue
sucumbiendo al paso del tiempo y distintas enfermedades.
El pasado lunes (12-enero) nos dio su última sonrisa,
quedado desde entonces “dormido” y agravándose su estado. Finalmente falleció
por parada cardiaco-respiratoria, estando acompañado de su hermano Cristóbal, y
sus hijos María del Valle y Antonio.