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Mostrando entradas de mayo, 2013

Santísima Trinidad

Esta debería ser una fiesta en la que nos dedicásemos a la alabanza de Dios, a la adoración, a gozar de Él, de su grandeza e inmensidad. Sin embargo, nosotros , hombres y mujeres occidentales y modernos, queremos más bien que se nos explique el problema que a veces acucia nuestra mente desde la catequesis. No nos sale la cuenta: 1+1+1=3 y no igual a 1. ¿Cómo pueden el Hijo y el Espíritu Santo venir del Padre desde la eternidad? ¿Qué es eso mismo de la ‘eternidad de Dios’? San Agustín ya decía que “si lo entiendes no es Dios” , es decir, si lo puedes reducir a ideas humanas, a explicaciones mundanas como el funcionamiento de un coche o de una lavadora, eso ya no es Dios, es un cacharro. Si algo podemos decir de la Santísima Trinidad e dar un poco de luz a ese Misterio del ser mismo de Dios es quizá desde el amor. El Amor, el de Dios, es libre, incondicionado, no necesita nada fuera de sí y es siempre fecundo y generador de vida nueva. Jesús en su existencia terrena ha da

Pentecostés: el Espíritu y la palabra.

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Cincuenta días después de la liberación de Egipto y del paso del Mar Rojo (Pascua) los judíos recibieron la Ley de Dios al pie del Sinaí. Ésta era la constitución que les hacía pueblo, pueblo de Dios. En los diez mandamientos reconocían el camino que Yahvé les invitaba a seguir para ser propiedad suya, para ser una nación consagrada al Señor. También los cristianos cincuenta días después de liberación del pecado y de la muerte por Jesús (la Pascua de Jesús) hemos recibido un don, un regalo de Dios. Ya no es una Ley escrita en tablas de piedra, sino que es el mismo Espíritu de Dios, que no nos hace una nación concreta, sino un pueblo universal de toda raza, lengua y nación de adora a Dios en espíritu y verdad. Es decir, que nos hace Iglesia. Reunidos en el mismo lugar en que Jesús entregó su Cuerpo y su Sangre antes de morir en la cruz, estaban no sólo los apóstoles, sino aquel primer grupo de creyentes tan pequeño. Estaban, por supuesto, las mujeres, a la cabeza María. El

Con María y los discípulos esperando al Espíritu Santo

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SECUENCIA DEL ESPÍRITU SANTO Ven, Espíritu Santo, y envía desde el Cielo un rayo de tu luz. Ven, Padre de los pobres, ven a darnos tus dones, ven a darnos tu luz. Consolador lleno de bondad, dulce huésped del alma, suave alivio para el hombre. Descanso en el trabajo, templanza en las pasiones, alegría en nuestro llanto. Penetra con tu santa luz en lo más íntimo del corazón de tus fieles. Sin tu ayuda divina no hay nada en el hombre, nada que sea inocente. Lava nuestras manchas, riega nuestra aridez, cura nuestras heridas. Suaviza nuestra dureza, enciende nuestra frialdad, corrige nuestros desvíos. Concede a tus fieles, que en Ti confían, tus siete sagrados dones. Premia nuestra virtud, salva nuestras almas, danos la eterna alegría.

Semana de la parroquia

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A dos meses de la elección del papa Francisco.

El papa Francisco han pasado nos ha sorprendido por su palabra incisiva y sus gestos. Ambas cosas están en total continuidad con su forma de ejercer el ministerio como arzobispo de Buenos Aires. Precisamente a los dos meses de su elección ha aparecido un artículo titulado “La ‘recepción’ del papa Francisco” escrito por el sacerdote y liturgista Pere Tena. Valorando la novedad del actual obispo de Roma y también cómo debemos acoger su estilo nos dice: «El senador italiano Giulio Andreotti escribi ó, hace años, un libro titulado Alia morte di ogni Papa . Era una filigrana de memoria familiar y eclesiástica que partía del recuerdo de lo que hacía su familia cuando moría un Papa y era elegido el nuevo. Algo de esto podríamos explicar los que hemos experimentado este relevo desde los tiempos de Pío XII, y cuando hemos tenido no solo la gracia se ser confirmados en la fe por obispos de Roma tan excelentes, sino también por la experiencia de personalidades fuertes y diversas. Eso

Visita del templo Parroquial de San Juan Bautista

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Mes de Mayo, mes de María para niños en imágenes

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