Convivencia del grupo de jóvenes: Buenafuente del Sistal, Torremocha del Pinar y Molina de Aragón
El pasado sábado día 10 de marzo, el grupo de jóvenes de nuestra parroquia, acompañado por nuestro coadjutor José Luis, realizamos una visita a la comarca de Molina de Aragón, al norte de la provincia de Guadalajara.
A las ocho de la mañana nos reunimos en el atrio de la iglesia para distribuirnos en los coches
y partir hacia nuestro punto de destino. Tras unas dos horas de viaje, llegamos
a Buenafuente del Sistal, donde se ubica el monasterio cisterciense de la Madre
de Dios de Buenafuente, fundado en el siglo XIII.
En primer lugar
caminamos por una senda jalonada por las estaciones del Vía Crucis, hasta
llegar a lo alto de una loma, desde la cual se divisaba una bella panorámica de
parte del parque natural del alto Tajo. La paz y el sosiego del paisaje fueron
un inmejorable preámbulo del momento de oración que vino después, en la capilla
del monasterio, para el que José Luis nos preparó unos textos, extraídos del
evangelio de San Juan y de la encíclica Redemptoris Mater, acerca de María como
mujer de fe, resaltando el momento en el que se encuentra al pie de la cruz.
Hacia las doce y media
pusimos rumbo a un pequeño pueblo de los alrededores: Torremocha del Pinar,
donde fuimos recibidos muy amablemente. Visitamos la iglesia, que cuenta con
una pequeña portada de trazas románicas y un retablo de interesantes pinturas.
Para la comida pusieron a nuestra disposición el centro social, haciendo gala
de su hospitalidad. Vaya desde aquí nuestro agradecimiento.
La siguiente etapa de
nuestro viaje llegaba al Santuario de Nuestra Señora de la Hoz, enclavado en un
espectacular cañón, formado por la acción erosiva del río Gallo. Visitamos el
templo y rezamos ante la imagen de la Virgen. Después contemplamos el entorno
desde unos miradores a los que se llegaba subiendo por unas empinadas
escaleras.
Volvimos a los coches
para llegar a nuestro último destino: Molina de Aragón. Allí visitamos las
distintas iglesias, entre las que destaca la del convento de Santa Clara. Antes
de emprender el viaje de regreso, repusimos energías con un refresco en un bar
de la localidad, y ya con los coches, nos acercamos a las murallas para
contemplarlas de cerca. Hacia las nueve de la noche llegamos a Arganda, donde celebramos la misa,
contentos de haber compartido un hermoso día con los amigos de la parroquia, y
por supuesto, con el Señor.